jueves, 27 de septiembre de 2018

DIA 25 . SÍ. HUNGRÍA ES UN PAIS AMABLE.

DIA 25 . SÍ. HUNGRÍA ES UN PAIS AMABLE.
El país que siempre me recordará a uno de sus ilustres fotógrafos, Nicolas Muller y con él a sus hijos. Pablo Muller con su mujer y sus hijos son, desde hace cuarenta años, parte de mi familia. Cuando atravesaba su país, le enviaba whatsapp a Carmen, muy malita en el hospital.
Como decía en el capítulo anterior, siempre me gustó, siempre me fue grato al margen del consabido turisteo por Buda y Pest, así separado pues no son lo mismo aunque Viajes el Corte Inglés lo venda como tal.
Los campos de esta tierra llana están hermosos. En algunos ya han empezado las cosechadoras a trabajar. Leviatanes de acero que en número de tres o cinco por cada extenso campo, siegan,desgranan,recogen, cargan… faltará poco para que en el mismo campo acaben empaquetando el cereal por sacos o termine el proceso con el corn flakes en su cajita lista para el desayuno de millones de niños americanos.
Voy disfrutando de una puesta de sol preciosa a sabiendas de que no hay camping. Alargando el día hasta llegar a Bekescsaba, donde me alojo en un hotel del centro que según el reclamo tiene el edificio más de trescientos años y ya ha pasado por todo: desde cárcel, hospital, cuartel y ahora magnífico hotel y barato. Con una decoración muy de principios de siglo en el que cada mueble es una obra de arte y donde un servilletero puede tener cien años como mínimo. Fantástico el desayuno con unos huevos con beicon y abundante pimienta negra que ya le ponen en cocina.
Gente amable que me indica la salida, pues la “Mari Pili” se ha levantado de nones y no da con ella. Por mas de diez minutos sigo a un vecino desde el semáforo en la rotonda donde el Sygic se empantanaba, hasta que me dejó en la nacional 47 buscando yo Szeged en dirección a Serbia.
La ruta escogida y por ganar sur, hizo que por muy pocas horas y muy pocos kilómetros, entrar en Serbia




Bajando de Szeged y cerca de Subotica está el paso fronterizo. Lo tiene porque obviamente son países distintos y no están en territorio Schengen en el que con las restricciones que en su momento impusieron, podemos circular con tan solo mostrar nuestro DNI. Pero la facilidad para salir de Hungría y entrar en Serbia fue total hasta el punto de no necesitar bajarme de la Cirila. Muy poco personal pero eso sí, varias cámaras controlaban el flujo de vehículos. Y casi no me doy cuenta de que estoy en Serbia. De casualidad me tocó echar gasolina y el coche que estaba delante de mí llevaba el adhesivo con la SRB. Aproveché que el combustible lo pagaba con VISA para incluir también el distintivo, pues no he sacado moneda local salvo en Rusia y Ucrania.

DIA 24. DE UCRANIA A RUMANIA.

BISONTES ,,,!!!!!!!!!!
DIA 24. DE UCRANIA A RUMANIA.








De oca en oca y de país en país, me toca Rumanía. He pasado por Rumanía en un visto y no visto. Se mantiene el mismo paisaje de cultivos pero ya no en extensiones tan grandes. La poca maquinaria que veo trabajando es a todas luces antigua y mal conservada. La pobreza de este país te sale al encuentro en cada parada. He tardado mas de una hora con un apetito importante en encontrar un sitio agradable para hacerlo. Como llovía torrenciamente a intervalos, me fijaba en las pocas marquesinas para la parada de algún autobús que no alcancé a ver. Tampoco a gente esperándolo. Son éstas marquesinas de bloques y en su día profusamente pintadas con colores estridentes. No hay una repetida pero sí repiten todas en la suciedad que acumulan y el estado de abandono en el que están. Una cosa que me llamó la atención fue el paso de frontera. Ucrania y Rumanía deben de llevarse bien pues en esa especie de tierra de nadie y bajo unas instalaciones igual o peores que las marquesinas de autobús que cito mas arriba, compadreaban tranquilamente unos y otros hasta el punto de que los coches aminoraban un poco y seguían. Y esto lo veía yo parado y enseñando mi pasaporte al guardia de turno al que le hizo gracia el pintoresco vehículo que le tocó en suerte. Yo llevaba la ventanilla bajada pero aun así el tipo me golpeó en el capó del motor con los nudillos y yo entendí que quería que se lo abriera. No. Freno en seco mi ademán de abrir la puerta y bajarme y devolviéndome el pasaporte que no había abierto, dijo un good ok y que siga. Todo esto después de una larguísima espera de mas de dos horas. El personal es el mismo para toda clase de vehículos y lo que es más, para la interminable hilera de caminantes en los dos sentidos que llevan bolsas y mochilas repletas y presumo que pesadas.
Bueno al final ya estaba en Rumanía y trataba de quitarme de la cabeza el prejuicio que de los rumanos tenemos en España. Con tanta noticia de exmilitares organizándose en España para extorsionar y robar. Fue difícil. No lo conseguí a tenor de lo vivido. Al atravesar un pueblo de mediano porte me llamaron la atención unas construcciones que a ambos lados de la calle, hecha un lodazal de charcos y basuras, se alzaban a cada cual más repipi, recargada y grotesca. Con entradas y cierres fastuosos. Con minaretes y torres a título ornamental. Con toda clase de elementos decorativos en chapa zinc o inox, compitiendo con el de enfrente o el de al lado. Muchos de ellos sin terminar pero viviendo dentro. En España había leído ya algo de estos gitanos rumanos, de estas mafias que sin oficio ni beneficio son capaces de construir semejantes bodrios. Muchos de ellos con el dinero de la mendicidad y el robo. Aparqué entonces por llevarme el recuerdo y porque si no lo fotografiaba no se iba a creer. Salvo que ya salió algo en la tele – todo pasa hoy por la tele- un reportaje enseñando aquellas mansiones que en su mayoría son de antiguos militares y hoy dedicados a seguridad y escolta personal más lo que cité antes.
Asi que me bajo y sacando el móvil del bolso, que menos mal que no fue la Nikon, y me disponía al encuadre cuando de no sé donde, un joven grande como un armario de tres cuerpos casi que tira delante de mí su bicicleta al bajarse de élla y se me pone enfrente.
.- Stop, stop… no foto, no telefon ¡!!
Y con la misma me lo meto en el bolsillo y con mi mejor cara de tonto me excuso y me vuelvo a la Cirila. Como para llevarle la contaria a semejante ejemplar o ponerme a explicarle que la via publica , en Europa al menos, y ellos aunque parezca imposible lo son, es libre de ser fotografiado lo que uno quiera.
Por Timisoara fui buscando Hungria que ya en ocasiones anteriores me fue más amable.





LOS PUESTOS AL BORDE DE LA CARRETERA. Delicias gatronomicas


Delante de La Cirila se fué a la cuneta en un funesto adelantamiento. Van como locos ,,,!!!!



 Montañas de SUCEAVA,donde la Cirilator sufrió lo suyo