DIA 31
MUXIA – CARIÑO
El día amanece con la caluma típica de la costa, que se va
despegando para a las diez de la mañana desparecer del todo. Voy en demanda de
la Torre de Hércules y de su ciudad de la Coruña que atravieso cuando los
relojes cantan las diez.
Sale el sol y sube la temperatura que me hace descapotar
como si estuviéramos en verano.
Justo cuando llego a la base que tienen habilitada para
autobuses, turismos y demás turisteos, valga la redundancia, están ventanilla
con ventanilla, un coche de la policía local y
una furgo de la Autoridad Portuaria. Tras ellos la verja con la
consabida señal de prohibido el paso. “Acceso permitido solo a vehículos
autorizados” tal era la advertencia. Así que me bajo y les pido permiso para
entrar a poner la Cirilator a los pies de la torre para la cosa de la foto,
vaya. Se interesan por la aventura y me felicitan.
.- No hay mucho lío, así que puede Vd. subir. Pero lo que es
sacar la foto y bajar, eh ¡!
.- Se lo prometo jefe. Subir y bajar, le contesto agradecido.
.- Pues mire, aproveche que suben los de Portos y vaya “
a modiño” detrás de su furgoneta.
Así lo hago. Una vez arriba los operarios siguen a la base
de la torre y yo le doy popa a la Cirila y la planto bajo la imponente mole de
la torre de Hércules. Como no había mucho lío que decía el Local, me resultó
muy fácil convencer a dos o tres turistas para que despejaran la zona y que no
se metieran en cuadro. La foto, preciosa.
DIFÍCIL FOTO PARA ESTAR ESTOS DOS TITANES EN CUADRO
Nos paseamos la Cirila y yo por la Coruña descapotados,
levantando sonrisas y algún parroquiano con el pulgar en alto al estilo
americano, haciéndole un guiño a los 40 años de esta joya rodante. Respondíamos
con un ligero claxon y la mano levantada sobre el techo con el ok más
tradicional entre los que anduvimos de currelo por debajo de la mar. Un círculo
uniendo pulgar e índice.
Haciendo memoria y recuento de la cantidad de veces que por
causas tan distintas, hemos recorrido esta ciudad. Pero hay que seguir
En Betanzos hay mercadillo. La plaza está abarrotada de
gente animada por el mercado y supongo que por el buen día. Casi como si fuera
verano –
.- Tengo tallas y colores,,,!!!! Dos sujetadores por cinco
euros guapa…!!!
Voceaba la gitana delante de su puesto.
.- Calcetines…!!!
Traigo el tres por dos, dice el otro.
Pero yo veo que mucha alegría por comprar no hay. Estoy en
la terraza de uno de los bares con mi caña y mi pincho. He pedido el de la
tortilla de patatas más famosa del mundo pero me dice el camarero que no, que
eso tendrá que ser en las calles estrechas y de pronunciada bajada que acaban
en el rio. Riquísima tortilla que lleva una cantidad de huevo con relación a la
patata, verdaderamente desproporcionada para lo que estamos acostumbrados pero
riquísima.
La Cirilator está “recaldadina” como dice mi buen amigo Toño
que se las pinta solo para dar en el clavo con la situación, el adjetivo y la
socarronería de un Playu de mas de 8 apellidos gijonudos .
Permitidme esta pequeña licencia que para los no avezados
podría sonar a chino, pero no hay otra que defina mejor la situación de mi
mesa, la plaza,la cañita brava y la Cirila en el bonito pueblo de Betanzos. Así
que remato mis notas mientras en lo alto del campanario de la iglesia de Santo
Domingo desgrana una a una las doce campanadas avisándome del ángelus,
sacándome de mi concentración y devolviéndome campana a campana sobre el
bullicio del mercado ……
.-Tengo tallas y colores ¡!!! Cómprame paya que traigo
calidad ¡!!!!!”
EL SABOR DE LOS PUEBLOS, EL MERCADILLO,EL PINCHO DE TORTILLA QUE NO PUDO SER. BETANZOS
Busco el cartel de Pontedeume, lo paso y dejo Ferrol a mi
babor, la carretera de Gándara me lleva poco a poco a Ortigueira, que vaya
casualidad, también tiene el trajín del mercado semanal . Dos mercadillos
llenos de los mismos puestos de sujetadores y
calcetines iba a ser demasiado
para mí, así que por asomarme al bonito puerto deportivo y “fisgar” los veleros
y barcos que haya, aparco para darme otro descansito.
.-. “A vé Madrileño… que pides por la Dyane?”
Así me recibe el gitano vestido todo de oscuro. Camisa negra
y corbata que no podría ni bajo tortura decir de qué color es. Bastón en su
diestra con el que ya le vi de la que me acercaba, darle unos golpecitos a la rueda.
Barriga considerable y calzado con lo que algún día debieron de ser unos
botines negros. Imposible decidirme a ponerle edad. Solo acertaría si digo aquí
que entre 55 y 75 años, tal es mi despiste. Imagino que mientras su mujer
atiende el puesto – el de los sujetadores o el de los calcetines- el trataba de que la mañana de mercado en
Ortigueira se le hiciera más entretenida pegando la hebra con el primero que le
llamara la atención y claro, la Cirila y aquel tipo que se le acercaba, larguirucho
y tocado con un sombrero antítesis del suyo, le parecieron los ideales.
.- Hombre paisano, porqué dice que soy Madrileño?
.- “A vé, lo que pone la matricula; M de Madrí”
.- La Dyane si, le respondo, pero yo soy Asturiano. Quiere
comprarla?
.- “A vé, asegún lo qui mi pida”, me contesta interesado
.- Hombre, primero tengo que llegar a donde salí. Mire
estamos aproximadamente aquí – le señalo la pegatina de la puerta- y tengo que
llegar al cabo de San Agustín . Pero después si le parece yo le llamo y se la
podría vender. Me dice su número de teléfono?
Todo esto con sonrisas por ambos lados y buen rollo.
.- “A vé, y cuanto tiene que valé ?”
.- Nada hombre, ésta poco. Ya tiene 40 años. Déjeme su teléfono
y hablamos cuando acabe
.- “A vé pero cuanto?”
.- Pues yo quiero seis mil o siete mil euros
Abrió mucho los ojos, levantó los brazos a la cabeza dejando
que el bastón se balanceara desde su codo y riéndose a carcajada limpia me
dice;
.- “No me llame Asturiano, no me llame ¡!!!!!!”
Sabiendo que los dos hablábamos por hablar, me despedí
cuando ya el corrillo que se había formado, casi no me dejaba desaparcar.
Cabo Ortegal me recibe después de múltiples carteles que no
dejan que te pierdas. Una empinada cuesta lleva hasta el cementerio y unos
kilómetros más entre eucaliptos que apenas dejan ver la mar, aparece imponente
el cabo. Tiene su faro de los que yo llamo “entubados” igual que el de mi casa,
igual que el mío y como muchos más que sustituyeron a los antiguos.
Se trata de unos tubos prefabricados de hormigón que en
tramos de varios metros, se van
ensamblando –entubando- hasta conseguir la altura necesaria. Se pintan en
bandas de negro y blanco y ya está el faro listo. Pero lo que manda aquí es el
sitio. Lo que impone aquí es la caída sobre el acantilado y los Aguilloes. Los
guardianes de la ría de Santa María, más conocida por la de Espasante. Peñascos
inhiestos y afilados que al estribor del cabo y a pocos cables, emergen de un
Cantábrico por lo general en esta zona, bravo.
Así que desde A Pedra Recimada, Os Tres Irmáns, La Insua
Maior, Con el Peñón de Rodicio etc. Conforman la Punta dos Aguilloes .
Centinelas y guardianes de esta ría alta
Aguantando un Nordés fresco mientras hacía las fotos,
recordaba la entrada ya de noche, para amarrar en Cariño en una navegada desde
Vigo. No sé desde donde imponen mas; desde la mar y cercanos o desde el
acantilado, puntiagudos y desafiantes.
CABO ORTEGAL Y LOS DEFENSORES DE LA RIA DE CARIÑO, LOS AGUILLOES
Cariño era buen lugar para la pernocta y me dirigí a un área
de caravanas que una señal y el empleado de una gasolinera me indicaban. Ya el
de la gasolinera con un “no sé yo como estará aquello. Cartel sí que puso el
ayuntamiento, pero nada más “ no me las prometía muy felices . Al lado del
pabellón municipal era el sitio. No había agua. No había luz ni pareciera que
estuviese iluminado. No era más que una explanada en la que por supuesto, se
podía aparcar. Lo que sí había eran dos coches con el capó y puertas abiertas
que dejaban oír su chunda chunda al que quisiera o no quisiera oírlos. El
personal que bebía y medio bailaba, seis u ocho chicos y un par de chicas. Y
siento aquí el prejuicio, que igual son bellísimas personas pero no me
inspiraba ninguna confianza pasar la noche allí.
Un hotelito en el centro me sacó de dudas. Con el bar abajo
donde el paisano, un gallego retornado y con media vida trabajando en
Venezuela, me invitó a un café
.- Se quede o no se quede a dormir, le invito a lo que quiera
que menuda aventura trae
Lo decía porque yo arreglaba el precio con la señora y una
vez con el ok, me tomo en su mesa ese cafetito.
Wifi, calefacción, tranquilidad y desayuno a la mañana
siguiente por cuatro perras
.- Y la Cirila la aparca Vd. aquí enfrente de la cafetería
que nada le va a pasar. Como si la deja abierta, descuide
Una vez más dormí como un bendito. No llegaba el chunda
chunda de aquellos coches hasta allí.
Os veo por aquí enseguida.
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