DIA 16 . SAN PETERSBURGO
Hace dos semanas que salí de la escalerona, parafraseando a mi buen amigo Elías, el Km 0 del Gijón/Moscú.
Ya instalado y desayunando viene Mijaíl , el
chico manager del camping, muy solícito a darme los buenos días.
Habíamos estado hablando de cual seria mejor sitio para aparcar la Cirila y de
la hora que tardaría en llegar y cual sería la entrada menos
congestionada etc. Pues me plantea lo siguiente:
.- Conozco a un taxista que vive aquí al lado. Puedo preguntarle
precio para que te lleve y te traiga cuando te venga bien. No habla nada
de inglés pero no tienes problema. Me llamas una perdida y yo le llamo a
él y le digo.
Pensando que solo en el parking me iba a dejar 15 o 20 euros, le
dije que le pidiera precio por favor. Cuando colgó el tlf me sonreía.
.- Todo ok . Imposible en taxi normal. Camping
S.Petersburgo 40/50 solo ida, él 30 euros ida y vuelta y te recoge
cuando decidas, o me llames a mí. Te deja en la plaza de S. Nicolás en el
mismo centro.
Cierro el trato enseguida no sea que se arrepienta. No había
acabado de fregar los cacharros del desayuno y allí estaba el hombre con
su flamante volkswagen blanco, sin ningún tipo de rótulo ni señal.
“vaya bien montado que se lo tienen estos, pensé”. Un detalle sí me
llamó la atención… por favor siéntate delante, me comenta Mijaíl . Ya
entiendo, somos dos amigos que vamos a la ciudad.
Después de casi una hora de recorrido me dejó el
taximan en
la plaza de S. Nicolás, a las puertas del hotel Astoria. Ya habíamos
concertado que si no había llamada de Mijaíl, en el mismo sitio a las 7
de la tarde.
Las umbrellas que le encantan a mi mujer
Me convertí en un turista más de la riada de ellos que iban de un
lado a otro y entonces me acordé de mi mujer y de esa buena costumbre
que tiene de andarlo todo sobre seguro. Para estos casos recurre a los
free-tour de las umbrellas de las grandes cities. No tardó mucho en
aparecer una de umbrella azul y de marcado acento colombiano. Le pedí
unirme al grupo. Hacia 10 minutos que habían comenzado.
.-Sin problema amigo. Y a qué equipo viene a jalear ?
.- Pues a ninguno. No tengo ni idea de futbol.
Y para hacerle la coña le digo; creo que España juega un dia de estos, no?
.- Todo el mundo esta aquí por el futbol. Pues ya es cosa rara, pero acompáñeme y verá que linda ciudad es S. Petersburgo.
Casi nada va soterrado. Mirar al cielo es todo un espectaculo
Ni que decir tiene que durante la hora y media que duró el
recorrido me empapé de las estatuas, las plazas, los palacios,
monumentos, el Hermitage y toda la corte de zares y nobles que han
pasado por aquí. Al acabar le di la propina en euros pues no tenía
rublos aún. Aceptó de buena gana y en un aparte me contestó a las tres o
cuatro cosas que yo tenía pendientes. Luego deambulé por mi cuenta
Nikon en ristre. El día y el espectáculo de la ciudad, lo merecía.
Comí en la más céntrica cafetería restaurante de la plaza S.
Nicolás, mientras unos hooligans al parecer ingleses, eran cinco en una
mesa, la estaban liando. Por tres veces el camarero, pues la chica que
les atendió al principio viendo el percal que se traían le pasó la cosa
al chaval, les avisó que no podían cantar ni chistar a las chicas que
pasaban por la acera. A ver como acaba la cosa con esta pandilla de
subnormales, pensaba. Acabó a los cinco minutos pues una pareja de la
policía desde la misma acera por donde pasaba la gente, separada de la
terraza por una baranda de hierro, les pidió con una cara de muy pocos
amigos los passport please… santo remedio, al cabo pagaron y se fueron.
Llamé a Mijaíl para que taximan me recogiera cuando pudiera.
Yo ya estaba listo y quería tener tarde por delante para mis cosas.
Había dejado una lavadora puesta (La novia de Mijail me ayudó con el
jabon y demás) Tenía que secar la ropa y sentarme con el ordenata a
poner al dia el blog.
En diez minutos apareció el reluciente volkswagen blanco y en una
hora estábamos en el camping. Yo había sacado rublos de un banco con lo
que ante la atenta mirada de Mijaíl realicé el pago acordado.
Ya en el camping con todo resuelto y mi ropa al sol vi que se había
levantado viento y que había una explanada verde muy propicia y saqué
mi cometa. Quería estirar un poco,desentumecer las piernas del largo
caminar de turista de hoy. Mijail en cuanto la vio en el aire se acercó y
le ofrecí que probara. Quise entender que nunca había tenido la
oportunidad . Que de pequeño las de un hilo que le fabricaba su padre. It’s sporty and fast. Amazing..!!! … que le gustó mucho, vaya!!!.
Es afición que me inculcó el bueno de Sancho Green. En un viaje por
el sur de España, ambos dos en una caravana, el aprovechaba cualquier
momento para volar alguna de sus cometas. Me dejó una sencilla, pues
vuela alguna que es capaz de levantarlo del suelo a una altura y
velocidad de vértigo. Y claro en cuanto apareció un "DECARTÓN" en la
carretera y por cuatro perras me compré la que el me aconsejó. Como
aquellos días soplaba fuerte fue una para fuerza 2-5 . Tengo que
comprarme otra para los días de menos viento.
Cuando vuelvo de escribir mis notas y ordenar el blog desde la zona
común del camping donde está el wifi-area, tres chicas treintañeras se
me acercan. Ninguna habla otra cosa que no sea su ruso natal. Mijail
solícito se acerca y me hace de traductor.
.- Que han visto tu coche y al llegar esta tarde me preguntaron por
la matricula y este pequeño coche tan extraño y les conté tu great
trip. Quieren saber si has cenado, porque si no quiseran invitarte.
.- Pues diles que encantado. Iba a prepararme la cena ahora, pero acepto la invitación y la agradezco.
Me senté a su mesa y cené con ellas entre la estridente música de
sus tlf y las risas por no entendernos. Preparaban en una barbacoa unas
brochetas de pollo y vegetales. Una de ellas acabó bajando una app de
ruso/español y con voz. La coña era que yo me meaba de risa con lo que
su Maripili traductora decía y ellas a su vez se reian a carcajadas con
lo que su rusa del telf. les decía de lo que yo decía. Otra vez el vodka
para acompañar la cena. Les pedí permiso para ir a mi nevera, a cien
metros de su plaza, a por una birra. Imposible cenar aquellas brochetas
de pollo con vodka como si fuera agua ¡!! Al cabo de la media hora
prudencial me retiré a mi tienda. Me dormí con su música de fondo. Tuve
la suerte de que cambiaron de palo y escuchaban ahora canciones
romanticas. Me puse a calcular lo que acabarían bebiendo estas tres
chicas si cuando yo me fui ya la botella estaba más que mediada.
Colada e San Petersburgo y detras explanada de vuelo