domingo, 8 de julio de 2018

DIA 23 . UCRANIA

DIA 23 . UCRANIA
La cosa cambia aquí. El paisaje es precioso, el verde exuberante. Todo muy salvaje, muy sin tocar pues el mantenimiento es nulo. Empiezan a verse carros de cuatro ruedas con personas y enseres arriba, a veces tres o cuatro en fila por el borde de la carretera que a su vez está en pésimas condiciones.




                                                        Desayuno en Ucrania
A media mañana me da el alto la policía. Tienen un pequeño caseto con la bandera y un gran cartelón. Un coche viejo aparcado. Son tres de uniforme azul. Me piden cuando orillo –todo por señas- que apague el motor. A medida que ellos sonríen, a mí se me va pasando el susto. Me piden que me baje y ante mi sorpresa se sienta el mayor y le pide al compañero que le haga una foto. Al ver que yo también saco mi iPhone para hacer lo mismo levanta la mano y stop, stop….!!!  Rápidamente me lo meto en el bolso. Se turnan para sentarse los tres y hacerse fotos. Se hacen fotos desde todos los ángulos. No les interesa mi documentación ni papel alguno, la Cirila los tiene completamente abducidos . Seguidamente me indican que me suba y señalándome la pésima carretera, que continúe. Bueno, pensaba yo, no es tan fiero el león como lo pintan.
Pretendía llegar a Kiev pues sabía de dos campings allí. El navegador una vez más se volvió loco pero aprovecho para pasearme por toda la ciudad. Largas caravanas que bordean el río Dniéper en el que los turistas navegan en las barcazas. Ambiente de fin de semana y buen tiempo. Ninguno de los dos campings a los que conseguí llegar estaba abierto y esta vez no tenía la culpa el Sygic, así que salgo del agobio de Kiev y me buscaré la vida ya en carretera.
Cambia el día y se vuelve en tormenta de verano con grandes chaparrones. La carretera sigue infernal. Sin pintar, sin arcén, sin señalización alguna. Desde Yitomir hasta Ternópil han sido los peores 300 km de mi vida. Agujeros en los que cogería la Cirila entera. Coches de alta gama la mayoría rusos que adelantan sin miramientos. Carros por ambos márgenes con familias enteras encima. Camiones y tractores haciendo literalmente lo que les da la gana… si el lado izquierdo tiene menos agujeros, pues van por el lado izquierdo, ya te apartarás tu, pensarán. Restos de cosas que se les caen. Aquí un pequeño inventario de lo que vi: tubos de escape, guardabarros grande de camión, espejo retrovisor, rueda grande de repuesto que unos de un carro estaban tratando de subir. Y también se ha quedado en ese infierno el marco embellecedor del faro de babor de la Cirila. Cuando me di cuenta en el hotel, ya no estaba.
Desesperado, en una de las pocas gasolineras que me encuentro paro para pedir ayuda en el sentido de qué ruta seguir, pues tenía un cruce a 20 km. Allí estaban con sus bocadillos y coca-cola un grupo familiar en el que la chica, bellísima, habla inglés. Sobre el mapa su padre me indica el giro que debo hacer para no seguir en aquel infierno. Haré 130 km más pero merece la pena a riesgo de destrozar la Cirila si continúo por aquella carretera. La chica se interesa por la Cirila, me pide sacarle y sacarse  fotos con ella. Resultó ser una modelo de Kiev. Me enteré por el face en el que convergemos muchos y entró en el UNIENDO CABOS con sus me gusta y todo. 
                                                  Resultó ser una Modelo de Kiev

Pero esta otra ruta aconsejada tenía otra sorpresa. No estaba muy transitada pero sí con muchos viejos tractores cargando enormes rulos de hierba. En una recta veo algo de lío. Un accidente pensé. Pues no, era un pequeño tapón de tráfico que se formaba con un control policial. Aleatoriamente nos paraban. Cuando me tocó mi turno me encontré con un coche de la policía y dos agentes con sus ametralladoras. Todo por señas que apague el motor y que me baje. Señalando las llaves del contacto, que las saque y las coloque encima del capó. El viejo lada que tenía delante estaba en la misma situación que yo. Lo único que dijo entendible para mí, fue passport. A lo que yo muy solícito se lo entrego. Hoja por hoja va pasando todos los sellos y visados y no es por nada pero hay unos cuantos. Me enseña  el de Camboya y me señala. Entiendo que me pregunta algo sobre aquel visado que nada tiene que ver con Ucrania.Me encojo de hombros y solo alcanzo a asentir y decir, yes. Es un hombre joven de unos 40 años, mal afeitado y con lamparones en un uniforme que le queda dos tallas más grande al menos. Me entrega el pasaporte y me señala que abra atrás. Cuando ve el marecumbé que llevo decide no querer saber más y con un gesto me despide.
Algo de miedo, de inseguridad –y vaya incongruencia dicho y pensado delante de gentes que deben velar por ella- sí que me asaltaron. Me di cuenta de que sin poder expresarte, todo por gestos, sería imposible explicar cualquier situación. Estaba en sus manos. Debió de entender que nada podría sacar de un tipo que podría ser su padre en edad y que se dedicaba, vete tu a saber a por qué, a vagabundear por el mundo a la vista del vehículo y de los sellos del pasaporte. La banderita del retrovisor que me obligaron a quitar en la frontera estaba a buen recaudo. Menos mal.
Apareció Ternópil cuando ya se me había pasado el susto. Es ciudad importante  con un lago sobre el que gira la actividad. En una gasolinera muy amable el chico, en un inglés mejor que el mío, me recomendó hotel. Desde la doceava planta de la habitación que me dieron, las vistas eran espléndidas. Una vez instalado bajé a estirar las piernas por las cercanías. En una tienda de souvenirs y por cero coma me hice con algunos regalos. El hombre me regaló una pulsera con los colores azul y amarillo de Ucrania que me apresuré a colgar del espejo, al menos hasta atravesar Ucrania.
.- No Chinese. No chinese en la Ucrania, me decía.
.- People – imposible de entender lo siguiente- y me señalaba con el dedo índice sobre el mostrador .
Y también que las artesanías que le compro estaban hechas con las manos.
Preparo mis notas de este día duro y de contrastes desde la altura de este mastodóntico hotel que tuvo que ser diseñado para el mogollón de hombres y mujeres de las bases comunistas, si no no se entiende .

                                 Detalle de la bujia de estribor completamente consumida
                                          Una odisea el conseguir un par de bujias aqui

DIA 22 . ALTO FRONTERA. ESTO ES UCRANIA “PIJAES” CERO…

DIA 22 .
 ALTO FRONTERA. ESTO ES UCRANIA “PIJAES” CERO…
Buen día. Calor, mucho calor. La calzada sigue a tramos largos ocupada por los camiones y maquinaria de obra. Parece que no les dio tiempo a acabar para el mundial y siguen aún con ello. A primera hora de la tarde estoy a 50 km de la frontera. En las gasolineras ya se ve el movimiento de los que llenan antes de pasar a Ucrania, donde poco, pero es más cara. Yo hago lo mismo y full a tope.
Kilómetros y kilómetros de camiones parados y orillados indican ya la proximidad del paso fronterizo. Como somos más los que salimos que los que entran, se han organizado para en la estrecha carretera, ir en dos carriles. Además de los camiones parados en el inexistente arcén y uno solo en sentido contrario. El atasco es monumental. Al menos 10km de coches y el doble de camiones, vamos prácticamente parados tratando de pasar. Tanto es así que ventanilla a ventanilla les pregunto a un par de señoras de un todoterreno, el significado de una banderita que llevan colgada del espejo retrovisor. No mas de 15 cm. con barras marrones y crema y en letras pequeñas el www 9 de Mayo. Rus. Por Moscú he visto cientos de ellos  en las antenas, los limpias traseros etc. Resulta que es el día de la Gran Guerra Patria, cuando los Rusos vencieron a los alemanes en el 45. Su celebración más grande y festejada. Sin más una de ellas lo desata ,y ya digo de ventanilla a ventanilla, me lo regala. Yo lo ato, al igual que lo llevaban ellas, a mi pequeño espejo retrovisor de donde cuelgan algunas cosas más. Hace el gesto de OK, con el pulgar hacia arriba.
Me regalan la banderita del 9 de Mayo, en el atasco de la frontera


Al final llega mi turno. La policía de frontera rusa revisa los papeles. Todo OK. No tuve ni que abrir el capó. Otra cosa fueron los 50m. hasta llegar al Ejército Ucraniano, pues la frontera la custodia el ejército. Cantidad de soldados armados hasta los dientes en grupos de cuatro o seis, con su casco, chaleco antibalas y por supuesto sus armas, están por todos lados. Estos militares están de mal humor. Hace mucho calor y el equipo debe pesar e incomodarles bastante y estoy seguro de que las órdenes recibidas, también. Se lo toman con mucha, muchísima calma. Delante de mí he visto cómo a una furgoneta tipo familiar y con un matrimonio joven y tres niños de entre uno y cuatro años, con el portabultos en la baca, les hacían sacar a la acera una por una sus bolsas y abrirlas. La madre con el pequeño en brazos trataba de explicarles algo y el militar se limitaba a señalarle silencio llevándose el índice a sus labios. Apañados vamos cuando me toque, pensé. Al de la garita no le debió de gustar mi pasaporte y llamó a uno de los de afuera, le pasó los papeles y éste se acercó a mí. Ni idea de lo que me dijo pero que bajara del coche eso se entendía bien. Hay veces en que lo mejor es estarse calladito y hacer como que no entiendes nada. Esa fue mi actitud. Si no me hablaba en español lo único que voy a entender es lo único que ellos dicen en ingles; passport….
Y asi fue. Por más que quiso explicarme yo no entendía nada ni quería entender. De mala gana me dijo que me situara a quince metros más adelante y le pasó mi pasaporte y permiso de circulación a otro con peor talante todavía. Este me decía open,open,… y tiraba de la manecilla del portón trasero. Yo se lo abrí y rebuscó moviéndolo todo de sitio, no se sabe qué. Al ver en el espejo la banderita que colgué inocente de mí, me hizo el gesto de quitarla. La quité y me la metí en el bolso. Me extendió la mano como para que se la diera. Yo no tenía prisa. La banderita era un objeto mío, no suyo. Le negué con la cabeza y seguí con la banderita en el bolso y llevándome la mano al pecho y en un más que correcto español, le dije: es mío. Es un regalo y un objeto personal, bastante hago con quitarla para pasar la frontera… ante tanta verborrea mía y tan poca compresión para él, la cosa no pasó de ahí. Yo creo que se vio superado por mi firme decisión a no plegarme a su caprichoso deseo. Al abrir el armario donde van mis víveres me hizo sacarlo todo –venganza por la jodida banderita, pensé yo- le llamó la atención la pequeña botella de oliva. Que le echó el ojo vaya. .  cogiéndola la elevó y la puso al contraluz. Era de risa aquello. Me mandó sacar la cocinilla, abrir el compartimento y sacar la botella de gas. Menos mal que era de las azules de Decathlón. Tenía de repuesto una rusa bien roja y bien rusa comprada en una gasolinera por 1 euro, que no vio. Yo no se qué esperan encontrar. ¿Algún dispositivo nuclear ruso dentro de la pequeña botella de aceite?
 Por tener el cálculo exacto miré el Casio de a bordo en el primer control. Cuando al fin me dieron el OK a todo habían pasado 2,25 h. Exasperante.
Sus instalaciones son pésimas y destartaladas. La manu militari está por todos lados. Hay casetas tipo bunkers por las que asoman cañones de diversos calibres. Todo es decrépito y mal conservado. Un prolegómeno de lo que me voy a encontrar.
Es un país muy llano con larguísimas carreteras. Con enormes extensiones de cultivo de cereal y con carruajes tirados por caballos y varias personas y enseres encima. Es un país pobre, muy pobre y muy hermoso.
A media tarde un hotel se anuncia en la carretera principal. Todo aquí al igual que en Rusia nos beneficia con el cambio y con sus precios que al menos a mí, me parecen tirados. Ejemplo el de este hotel que tiene pinta de haber pasado por mejores tiempos: habitación y pollo con ensalada para la temprana cena, 15 euros. Eso sí, no les pareció nada bien lo de la visa. Como les hice ver que si no visa, no habitación…decidió la señora no perder el cliente.
Los 50 km desde la frontera hasta el hotel fueron de una carretera pésima, pero no me esperaba el resto.
 Estos LADA Mdl NIVA de 4 puertas no se comercializaron en España
Aprovechando una sombra en los muchos monumentos a sus caidos en la Gran Guerra Patria

 Tal parecia un MIG sobrevolandonos. Un ruido ensordecedor... es un "respiro" de gas saliendo del fondo de la tierra. Como para meterle cerilla,,,, !!!!

DIA 21 .TODAVÍA EN RUSIA PERO BUSCANDO UCRANIA

DIA 21 .
TODAVÍA EN RUSIA PERO BUSCANDO UCRANIA
Muy temprano a las nueve, ya lo tenía todo recogido. El encargado del camping acababa de llegar y ya me tenía a mí en la puerta con la Cirila fuera de la plaza, enfrente de su chiringuito y en orden de marcha. La cosa fue muy breve:
.- Good morning, check out, please.
.- Moment, I niet control inmigration
.- No, my immigration control inspection is ok yesterday afternoon. Look!!!
No se había acordado de que ya me lo había sellado ayer. Al verlo se pone al ordenador y me saca una tirita de papel de la máquina de la visa. Con cara de pocos amigos le pido la factura. Que aquello es del banco, que quiero la factura oficial del camping. Y con la misma cara que la mía y sin mediar palabra – lo estaba haciendo trabajar demasiado- hace que de la impresora salga el folio impreso con mi factura. Rimbombosamente le pone el sello y sin más me despido y me voy.
Que vergüenza de camping y que “fedor” de paisano que decimos en Asturias.

Me meto en el tráfico de Moscú y voy disfrutando con sus avenidas, sus edificios, los monumentos que tienen dedicados a sus héroes y sigo asombrándome de que no haya más accidentes. Es de locura como conducen por avenidas de seis carriles. Al coger ya la carretera después de sus buenas dos horas, el tráfico va  a tirones por las interminables obras. Colas kilométricas de coches que se lo toman, nos lo tomamos, con paciencia. Mucho calor. Y sigue la Cirila alegre y colorida, descapotada y al viento despertando la curiosidad de los demás. Le hacen fotos de la que nos adelantan. Le sacan videos con el chico o chica de turno con medio cuerpo fuera de la ventana. Me pitan y elevan el pulgar. Se ríen. Les hace gracia. Yo a todos les contesto saludando levantando mi brazo por la capota abierta… lo celebran más todavía.
Imposible no parar ante tanta "delicatesen" al borde de la carretera.

La carretera sigue flanqueda con puestos de todo tipo . Los hay sencillos como el del hombre que se sienta al lado de su humilde mercancia; tres cubitos llenos de papatas. Y otros más complejos en los que tienen desde mermeladas, licores caseros o setas. Este fue mi perdición, no pude resistirme a comprarle un tarro con setas desecadas. Cuando arreglo el precio veo que saca una bolsa de plastico para volcarme alli lo del tarro...no, no,  le indico. Yo quiero el tarro. Y tengo que acordar de nuevo con la señora el precio del tarro, centimos al cambio, pero que no estaba incluido .

 Y así vamos buscando Ucrania para mañana. Antes tenemos que pasar la frontera Ruso/Ucraniana. A eso de las seis de la tarde un hotelito con muy buena pinta al lado de la gasolinera me incita a terminar la etapa de hoy allí. Es nuevo todo y la señora sin papa de inglés se deshace en atenderme. Me pide permiso para sacarle una foto al coche. Además de darlo, faltaría más, le propongo que se acerque y yo con su móvil le haré la foto. Qué bien… parece que me dice. Y después de la sesión fotográfica, todo ello como se comprenderá en mi perfecto ruso habitual, me explica que por 18 euros al cambio puedo dormir y cenar uno de los tres platos precocinados que tienen en una cartulina con las fotos. Escojo el de los huevos con salchichas y la ensalada y le digo en mi correcto ruso otra vez, que voy a ducharme y que en 20 minutos estaré listo para cenar. Aún me dio tiempo para volar media hora la cometa. Día completo.

Hotelito ruso altamentemendable y detalle de bote de cerveza que me regaló un hombre al ver el small car for these roads.....!!!!



                                             Un buen sitio para una media siesta
 Cualquier lugar es bueno para un cappuccino

domingo, 1 de julio de 2018

DIA 19 /20 TRATANDO DE METER LA CIRILA EN LA PLAZA ROJA

DIA 19 -20 TRATANDO DE METER LA CIRILA EN LA PLAZA ROJA
El camping un desastre. Una vez instalado en una plaza en la que la popa de la Cirila quedaba a treinta centímetros de la entrada a la minúscula tienda, voy a los baños. Quise ducharme pero fue imposible. No había luz, con lo que no podías ver nada. En el lavabo agua fría por supuesto y suciedad por todas partes. Las papeleras a rebosar de basura y con bolsas en el suelo. Lo intentaré mañana pensaba yo. Pero casi que fue peor. Hasta el punto de encontrarme una defecación en el plato de la ducha. Total que acabé por aclararme un poco y lavarme como tengo entendido que se lavan los gatos. Al pasar con mi neceser y toalla al cuello delante de la recepción, el marecumbé que tenían allí montado era de escándalo. Imagino que en ruso, en inglés y jurando en arameo, todo el mundo protestaría. Es Moscú, es el mundial de “furbo”, somos así los humanos.¡ Qué le vamos a hacer!

                          Ejemplo de soliradidad. Empujando al tranvia que se quedo sin corriente

Y por fin la Cirila y yo llegamos a los aledaños de la plaza roja. Hace un día espléndido de 28 grados a las diez de la mañana. Se ven grupos de gente al igual que en san Petersburgo, con los colores y camisetas de sus equipos. Me doy una vuelta de reconocimiento y ya me queda claro que no voy a poder meter la Cirila en la plaza a no ser que volara como aquel Mathias Rust que aterrizo una Cesna de alquiler en el 87 burlando toda clase de controles. No estoy tan loco.
Todo acordonado. Policías por todos lados. Entonces al parking de cabeza y andando a la  red square.
Tienen más de veinte arcos de seguridad con los consiguientes guardias para que enseñes tus bolsos, mochilas etc. Tipo aeropuerto. Aún a pesar de tantos puestos, hay cola en todos ellos. Me toca mi turno y al inspeccionarme la mochila, el poli, muy jovencito y muy amable ve la botella de sidra de La Llosa. Me pide que la saque. El no tocaba nada. Se va directo a la etiqueta y me señala con su dedo enguantado; alcohol, no entry
         Mucha vaya, mucha, mucha policia ....  todo acordonado. Imposible con la Cirilator
Está claro que no voy a poder escanciar dentro de la plaza….. Puñetero “furbo” ¡!! . Vuelvo sobre mis pasos  y busco el mejor ángulo para mi pequeño video. Una vez que lo tengo descorcho la botella y espero … a oír español. No quería que mi chapucero inglés estropeara la situación. La oportunidad la tuve enseguida con un grupo de mejicanos. Muy amables se brindaron con mi tlfno a hacerme el vídeo. Lo que son las cosas, el que me lo hacía me dice que está deseando conocer España. Que su abuelo era de un pueblo en la costa, cerca de otro que se llama Llanes pero que no recuerda el nombre. Le voy nombrando unos cuantos y cuando llego a Vidiago, exclama; sí!!! a la puerta ¡!!! Es que hay dos amigo, Vidiago y Puertas de Vidiago, pero ahora atento al vídeo. Lo quiero casi y asá. Y el chico muy obediente y amable me hace dos porque el primero no le gustó. Y allí me tenéis echando un culin de sidra con la plaza roja, los minaretes y toda la pesca detrás. Estaba caliente pero aún así, junto con otro culin hace muchos años en Nord Kap, fue de los más emocionantes de mi vida. La almiranta sabe bien porqué.
Dejé la botella vacía, que no bebida, pues aunque les ofrecí a los mejicanos, éstos iban con prisa. Y la vacíe para poder pasar a la plaza . Procuré entrar y lo conseguí por el mismo arco donde me echaron atrás y el poli al verla vacía la cogió e hizo intención de echarla a un contenedor con vidrios… ¡¡¡quieto parao amigo ¡!!. Está vacía por tanto podrá entrar. Y ésta se viene conmigo junto con el vaso, para Asturias de vuelta. Vasos, en plural, porque en previsión me traje dos que primorosamente embalados por mi mujer, han venido en la capota. Para los Dyaneros sabéis que hay un espacio entre la varilla y varilla de la capota en su parte interna claro. Pues bien enrollados en un papel especial aguantaron todo el viaje y espero que aguanten el de vuelta. La botella vacía en la sentina de popa -.
Cambié gorra picona de Asturias por la visera del Gijón/Moscú y me dediqué al turisteo por el mismísimo centro de Moscú, tomado como vengo diciendo por los hooligans. Una de las calles preciosamente adornada estaba de bote en bote. Eran las dos y media de la tarde y no se podía caminar casi. A cada poco corros con aficionados con sus cánticos y agitando sus enseñas y banderolas. Repleto de tiendas de souvenirs haciendo su agosto en el mes de junio y vendiendo matriuskas por millones como las que ineludiblemente he comprado yo.
Abruma Moscú. Agota Moscú. Cuando yo planeaba esta “travesía” maldito si caí en la cuenta del mundial de futbol. Ya dejé dicho,creo, que no tengo ni idea ni me ha gustado nunca. No entré en un campo de futbol en mi vida, salvo para ver un concierto de Ana Belen y Victor Manuel en el Molinón hace cien años y hace otros cien por hacer un favor y porque necesitaban a uno para el onceavo jugador – porque son once, no? – en un partidillo entre solteros y casados en un pueblecito del occidente de Asturias. Mis diez minutos en el campo se redujeron a dos patadas que le di al balón cuando éste, no se porqué, se acercó a mí. Y a la rotura de un dedo del pie por el pisotón de un soltero que llevaba zapatillas de tacos. Semiprofesional, claro. Así que con estos mimbres mal cesto hago yo para esto del “furbo”.
Recogí a mi Cirila y con la emoción todavía en el cuerpo, volví para el camping.
Y es que si uno se lo propone y tiene confianza en los medios de los que dispone y en los amigos que le rodean, todo o casi todo se consigue. Mención especial aquí y no me duelen prendas y dejarlo negro sobre blanco, a mi Almiranta, a mi mujer. Elba me ha animado siempre desde que nos conocimos hace ya muchas mareas, a no cerrar esta ventana que uno tiene siempre abierta a los cuatro puntos cardinales. A entender desde siempre que no va conmigo el plan del jubilado. Que sería incapaz de consumirme poco a poco sin dar guerra y dándole pan a las palomas de cualquier parque. Y es que siempre ha de haber una parte nueva que explorar. Una aventura por iniciar, un plan que llevar a cabo. Porque mientras haya planes uno se mantendrá joven al menos de espíritu. Y ella que es el faro que me ha guiado todos estos años juntos, lo sabe bien y firma esos pases-avante que me prodiga. Yo solo puedo corresponder queriéndola más, si cabe.
Cuatro y digo bien, cuatro policías se paseaban por el camping al llegar ya de noche. Al menos aunque sucio y destartalado dormimos con seguridad y cierto silencio. Me metí en el saco tratando de poner en orden tantas y tantas emociones. Tantas y tantas situaciones vividas. Eran las 22,30h. Estaba agotado

DIA 18 POR FIN MOSCÚ POR LA PROA

DIA 18
 POR FIN MOSCÚ POR LA PROA
Las obras continúan a cada poco. La carretera sigue en mal estado y en manos/ruedas de los grandes Truck-TIR. Aún no habiendo arcén se meten en la especie de grava o tierra y siguen fieles a sus maniobras. A la fuerza tienen que tener un código no escrito para saber cómo actuar y cuándo y que no se accidenten y mueran de cien en cien todos los días. He visto maniobras increíbles.
 
Esta zona está llena de gentes en sus bordes, para añadirle más emoción al asunto, con vendedores en los improvisados puestos. Entre ellos las vendedoras del té. Mi curiosidad no lo pudo evitar y aparqué, para como fuera, enterarme. Pues había veces de ser 10 o 15 las vendedoras delante de una humeante vasija de metal al estilo de las que vi en Turquía, que con ligeras astillas cebadas por arriba, mantenían cuatro o seis litros de agua caliente. Un grifito deja salir el agua que se necesita y ellas hacen el té con las diversas hierbas que tienen. Todo esto me lo explicaba entre risas y sonrojos una cría de no más de 14 años con unos ojos verdes preciosos. Cuando le pedí permiso para hacerle una foto, asiente. Pero me señala el vaso de plástico, la hierba, hace el gesto del money con los dedos… Le enseño las monedas rusas que tenía de algún cambio, y de mi palma abierta coge unas pocas. Yo le hago ver que no quiero el té pero sí hacerle unas fotos. Se ríe y casi que posa para el iphone. Si llego a sacar la Nikon estoy allí media hora de sesión fotográfica. Ni que decir tiene que le dí todas las demás monedas ante sus atónitos, bonitos ojos. El expasiba, expasiba me iba persiguiendo de la que me volvía a la Cirila.                                    
                                                               Las vendedoras de té
 
 
La entrada a Moscú es de quitarte el hipo. Se recorta a lo lejos y ya impresiona. Grandes autopistas con cuatro y seis carriles. El Sygic se estaba portando y me llevaba bien al camping Sokolniki, pero desde que entré en Polonia la opción de los metros, del giro,la división de pantalla, etc no va. Yo creo que estos eslovacos se la tienen jurada a los que “navegamos por estas aguas” tan comunistas y tan pro-rusas ellas. Así que tengo que ir despacio casi que intuyendo el giro. Una equivocación – me pasó al salir de S.Petersburgo- y supone a veces más de 20 minutos volver al punto anterior.
Al final y casi tras hora y media entrando a Moscú, llegamos al camping. Todo lleno de seguidores del fútbol con sus autocaravanas decoradas con las banderas de sus equipos . Polonia, Belgica, Alemania,Italia, Francia… toda Europa estaba allí representada. En la recepción había más de ocho personas esperando y no todos para el check-in. Cuando me toca mi turno me pregunta en un malísimo inglés más o menos como el mío, que si en ese little car voy a dormir (lo tenia a la vista desde la zona de recepción) Le explico que dentro está la tienda y que es muy muy pequeña. Que si no hay sitio me apaño dentro del coche. De mala gana sale de su poltrona parapetado tras el mostrador y muy autoritario, parece que que le dice al chico que tome el mando.
.- Follow me, Ispagniol
La verdad no me gustó mucho. Quise templar gaitas mientras íba buscando el sitio donde encajarme y le chapurreé que no estaba allí por el fubbol, ni caso. No me contestó. Apareció al fin una estrechísima plaza para la Cirila y para mí. Apenas cogería la tienda y de instalarla iría sobre celosía de cemento con tierra y no sobre césped. En fin, es Moscú. Es el mundial. Es lo que hay…
Pero la cosa se complicó. Cuando voy con el pasaporte a registrarme lo mira y remira y de mal modo me dice que niet. Que no me instale, que me vaya del camping…out, out…. Ante mi negativa y desesperación le pregunto que porqué y me dice que no puede registrarme porque ha pasado un dia más de los tres que tenemos los turistas para registro. Me pregunta que donde dormí la noche anterior y le digo que en un hotelito de carretera. Cuál? Cómo se llama? ¿ registro?...no recuerdo el nombre le digo ( y ni factura ni ticket ni nada de ese hotel, claro). Y la noche anterior? En el camping de San Petersburgo, en el Tympani Park.
.- It’s imposible, no true. Y se iba enfadando más y yo agobiándome poco a poco.
Le digo que espere que voy al coche a por el ticket del camping. Me contesta que no quiere ticket, que le estoy mintiendo y que es un problema de inmigración. Que espere allí, que no instale nada.Y entre medias oigo police e inmigración por el tlf con el que habla.
En un vehículo normal, sin distintivos, que estaba a no más de cien metros, estaban apostados –no se movieron de allí y se iban turnando en los días que estuve- estaba la policía. Al poco dos de ellos grandes como armarios de tres cuerpos, tenían mi pasaporte en la mano y el ticket del camping de S.Petersburgo. Lo hojeaban con detenimiento. El del camping se desentendió de mí y con un rotundo y fuerte ruso, se dedicó a hablar con ellos. Los polis me acompañaron a la Cirila. Entre ella y el ticket del camping parece que se ablandaron. No hablaban inglés. Que me subiera al coche y que esperara. Un coche de la policía, éste con la sirena, los rótulos y todo lo que lleva un coche de policía, llegó a los cinco minutos. Que les siguiera. Me llevarían a la oficina de inmigración.
                                 Por Moscú detras de la Policia, sin sirena...menos mal 

Por lo que se ve incumplí la norma de los tres días de estancia sin registrame en el ultimo hotel o camping. Yo tenía por buenos los 7 dias antes de “fichar” nuevamente en el lugar de la pernocta y dentro de los 30 dias de mi visado. Pero en inmigración ya me sacaron de dudas y también la embajada de España en Moscú a la que visto lo visto y desde la oficina de inmigración llamaron y hablaron, en ruso entre ellos claro, del tema. Con motivo del jodido futbol y mientras el mundial durara, se limitaba a tres días. Resumiendo que yo llevaba 24 horas de ilegal. Debería pagar una multa en un banco ruso con el documento que ellos me entregaban y solo así podría alojarme en camping u hotel sin que éstos tuvieran problemas por no estar debidamente registrado. Muy amable el hombre se encargó de llamar al camping, y poner sobre aviso al funcionario del Sokolniki (pues es un camping del ayuntamiento de Moscu y por tanto sus empleados funcionarios. Dudo mucho que un impresentable gerente como el que tienen, durara más de quince días en la empresa privada)
Cuando bajé de la oficina de inmigración, el coche y sus policías ya no estaban.Yo iluso de mí, creí que me esperarían para guiarme otra vez al camping a 8 o diez kilómetros. Así que a pelearme otra vez con el Sygic para encontrarlo.
 
Entre una cosa y otra ya habían pasado dos horas y yo no las tenía todas conmigo de que el tipo del camping me dejara acampar. Al llegar al fin, el hombre con muy mala cara y en un medio ruso medio ingles y haciendo el gesto del tlf con la mano, parecía que me indicaba que no le había gustado nada que le hubieran llamado desde la oficina de inmigración.
Me preparé algo de cena por no meterme a dormir con el estómago vacío y para mi sorpresa había a las 22,15 h silencio total en el camping. Los dos policías “apatrullaban” por entre las caravanas.