lunes, 11 de febrero de 2019


DÍA 33   POR FIN ESPAÑA Y ASTURIANOS DONDE MENOS TE IMAGINAS




NO ERA MAL SITIO PARA DORMIR


El sitio escogido era bueno, llano y con un poco de la luz que metros mas allá desprendía el edificio principal de cafetería, snack y tienda. Arbolado, con unos columpios a poco más de veinte metros. Varios coches y un par de caravanas hacían lo mismo  que yo:pasar la noche. Los de los coches como buenamente podían con los asientos reclinados y algo que podría ser su saco de dormir, por encima. La noche era fresca y se oía algun mirlo a pesar de que ya oscurecía aprisa.
Recogí todas mis cosas y puse la Cirila en modo dormitorio. Estera abajo, el fino hinchable a modo de colchón y que resulta muy cómodo para los tres centímetros de grosor que tiene, almohada que me acompaña como fetiche de buenos sueños desde hace muchísimos años en cuanto camping, barco o cirila vaya. Y tal y como estaba con mi pantalón corto y camiseta, me eché el saco por encima y enseguida me dormí.
En ese tiempo que hay en el que uno repasa el día y prepara el siguiente, en ese tiempo de entresueños, oí pasar cerca y varias veces, un coche. Sus luces hacían que aún con los ojos cerrados, supiera que pasaban cerca.
- Bueno será el coche de seguridad del area de servicio, pensaba yo en esa duermevela pues una mirada rápida al reloj me decía que eran las 2 de la madrugada.
En ese momento me molestaba el pantalón, con su navaja y cinturón me lo quité. Lo deslicé hacia abajo y allí mismo lo dejé la altura del mueble cocina-fregadero.
Alguien tuvo que estar vigilándome. Alguien tuvo que estar atento, primero al sitio en el que llevaba mi cartera y después al momento oportuno para robarla. Eran las 3,30h de la madrugada cuando del más profundo sueño me despierta el tintineo de los dos tanques de aluminio que llevo colgados del mueble al chocar contra sí. Levanto ligeramente la cabeza y veo la silueta de una cabeza con visera y medio brazo dentro del coche casi tocandome las rodillas. Grito cuatro tacos gordos y altos… al tiempo en el que salto por la puerta derecha trasera descalzo en calzoncillos y camiseta corriendo detrás de él, que por su agilidad y rapidez debía de ser un chico joven. A menos de veinte metros con el motor en marcha y las luces apagadas, le esperaba un coche . El conductor tendría que ser muy grande pues su cabeza pegaba casi en el techo. Lo último que oí antes del fuerte derrape de sus ruedas traseras, fue un alé, alé !!!  del que corría como un loco delante de mí y vi como de un salto , la puerta trasera estaba abierta, se metía en el potente coche.
Con el corazón a cien volví a la cirila creyéndome que estos hijos de puta no habían conseguido su propósito. Que mi rápido proceder consiguió ahuyentarlos con las manos vacías. Enseguida me dí cuenta de que lo único que faltaba era mi pantalón corto…
No tuve la precaución de cerrarme por dentro. Nunca creí que lo necesitara. El tipo abrió el portón trasero y con todo el sigilo del mundo y la complicidad de mi sueño, actuó con pleno conocimiento.
Lo que yo creía que era un coche de seguridad seguro que serían estos bandidos comprobando si estaba ya lo suficientemente dormido. Seguro que me vieron también pagando en el surtidor y que mi cartera la metía en el bolso del pantalón. Observaron seguro mi maniobra al tener calor y quitarme los pantalones y sobre todo que no cerraba el coche. Así las cosas el asalto y robo les salió a estos cabrones muy bien. Menos mal que el pasaprte y el teléfono los había dejado en el salpicadero.
Desesperado, impotente, me fui hacia el edificio donde la tienda estaba abierta las 24 horas. No así la cafetería ni restaurante. Un displicente empleado me vino a decir en un francés que no entendía que police, police,,, que él no podía hacer nada. También que era habitual en esa zona de autovia. Tan habitual que hay gendarmerías dentro de ellas a cada tres o cuatro. En esta desgraciadamente, no.
Abandoné todo intento de que este hombre llamara por tlf., viera las camaras de video o en definitiva que pusiera algo de su parte, al menos un poco de consuelo ante lo sucedido. Nada. Igual que si le estuvieras contando que se te habían caído cincuenta céntimos en el area donde estabas aparcado y que los habías perdido. Reniegas en esos momentos de la especie humana. De personas que son capaces de actitudes así. De no sentir. Gentuza que tiene el corazón a prueba de todo tipo de emociones, de sensaciones y sentimientos. Qué pena de gente, qué pena!!


                                                                    ESPERANDO  DELANTE DE LA GENDARMERIE. NADA PUDIERON HACER                                      






Salí a las cuatro de la madrugada hacia la comisaria mas cercana pero al abandonarla en el siguiente peaje yo no tenía encima el valor de un duro, que se decía antes. Tarjetas, dinero,monedas, carnet de identidad, de conducir, etc. En fin todo lo que llevamos en una cartera. Asi que llamé por el interfono de ayuda. El  botón que tienen de emergencia en las cabinas y después de cinco minutos un hombre al otro lado que lo único que me dice es que solo habla francés y que 1,75 euros. Le explico como puedo que otro francés posiblemente fue el que me asaltó en el area de Canavern. No atendía a razones y repetía machaconamente, 1,75 euros “mesie”.El “mesie” salió de la cirila y con toda la rabia del mundo y sabiendo que me estarían viendo por la cámara de seguridad, empecé a empujar adelante y atrás, la barrera que tenía delante. Apunto estaba de romperse cuando una voz desde aquella cabina me decía stop, stop, “mesie” y que iba a abrir. Así fue y se levantó la barra blanca y roja.
A las cinco y media estaba delante de la comisaría de policia que me había indicado el tipo del area de servicio como la más cercana. Pero no abría hasta las ocho. Allí hice guardia medio adormilado mientras rumiaba mi desgracia. Puntuales y en un inglés que agradecí me explicaron que no me recogerían alli la denuncia, que tendría que volver a un area de servicio a unos kilometros de donde me robaron y poner allí la denuncia. No hacía falta entrar en la autovía con lo que no me preocupara por la falta de dinero. Efectivamente  no tenía ni un duro en mi poder como quedó dicho. Lógicamente me acordé de toda la familia del desaprensivo operador del snack hasta el punto de que creo que bien pudiera estar compinchado con los dos tipos del robo.
En las areas de servicio de Francia roban diariamente entre 10000 y 15000 litros de gas-oil. Los propios hacen guardia entre sus camiones y se organizan para ir a las duchas sin dejar de vigilar.
Añadía el gendarme que me tomaba nota de mi denuncia que el incremento era imparable y concretamente en la costa. Que toda franca esta “desole” con esa situacion.
A las 09,15h estaba en ruta lógicamente por la nacional. No tenía mas remedio que llegar a España para volver a tener dinero. Por supuesto con las pertinentes llamadas a los bancos y el aviso del robo de las tarjetas.
Sentí mucho el que esos cabrones se hubieran llevado la Chamaquita, una navaja mejicana con su bonita y repujada funda en cuero, regalo de Jose Tamamoana, navegante amigo por las costas alicantinas.
Imposible abstraerme durante el recorrido de lo sucedido esta madrugada así que fue un rodar y rodar hasta Perpiñán/La Junquera.
Yo veía que la aguja del aforador de gasolina ya no se movía. Hay un truco que utilizo para saber si va ya muy al límite, que es dar un pequeño meneo de volante. Esto hace que la poca gasolina que quede le llegue al nivel del aforador y éste se mueva; llevaba varios meneos en los que no se movía. Según mis cálculos iba a estar muy, muy justo para llegar. Los diez litros de la garrafa de respeto se los eché cuando literalmente la cirila se paró. Esos me salvaron.
Me recibieron los lazos amarillos por todos lados y la bandera española en la frontera . Un hostal de esos de 30 euros fue el primero en el que pregunté, pero no hubo forma de instalarse si no pagaba primero. Lo mismo pasó con el segundo. Estaba verdaderamente cansado. La noche en vela, el atraco.etc. Yo les ofrecía el dejarles las llaves de mi cirila, el pasaporte, hasta que a la mañana siguiente abriera el banco que estaba a menos de un kilómetro calle abajo, pero no atendían a razones: la pasta por delante. Al tercero la vencida. A la chica de la barra le comento mi odisea pero tampoco estaba por la labor.
-Por favor no me deje en la calle. Necesito una ducha y descansar. Podría hacerlo en la Cirila aparcada ahí mismo, pero estoy agotado, le decía .
Un hombre que tomaba su café como si fuera un cliente cualquiera estaba atento a la conversacion. En estos pequeños hostales y pensiones la barra de la cafetería y su personal hacen las veces de recepcion.
- Y dice que viene Vd en ese Dyane recorriendo Europa? Que le han robado en Canavern ? Me pregunta interrumpiendo su café
- Pues así es. Ya le digo a la señora que hasta mañana que vaya al banco no tengo dinero. Que desde que salí de Gijón… no me dejó acabar.
- Desde Gijon a Moscú ? No me jodas que eres de Gijon. Eres asturiano? Me pregunta.
Le contesto que sí efectivamente y que ya de vuelta necesito esperar a mañana para sacar dinero del banco y que menos mal que me puedo identificar con el pasaporte para que me lo den porque si no tendría que esperar uno o dos días a recibirlo por giro, wester union etc.
- Ni pasaporte ni hostias paisano. Yo soy de Avilés. Llevo aquí mas de treinta años  y mira tú por donde – y aquí saca su asturiano viejo- y tu tas invitau a lo que quieras. Quédeste aquí el tiempo que necesites y si no te dan perres en el bancu ya me lo enviarás cuando llegues a Gijón. Non hay problema ohj !!!
Pedí una caña y un pincho de tortilla y emocionado tuve que disimular un par de lágrimas de emoción. Nos dimos un abrazo. Me acompañó a una paupérrima habitación con un dimunuto baño pero más que suficiente para mi cansancio.
Renovado casi, bajé a las 10,30h pues había quedado con Tito a tomar “un cacharru” y contarle de mi aventura.
Este hombre que se instaló en la frontera en los buenos tiempos como me decía, está harto ya del giro que han dado las cosas, a peor. Está deseando dejarlo todo y volver a Avilés pero tiene a toda una familia de chinos que se ha ido trayendo desde que hace 20 años de La Junquera apareciera por la puerta de su antiguo bar una chinita pidiendo trabajo. El cocinero, marido de ella, la hermana y la madre de ésta y un par de ellos más trabajan ya en el hotel restaurante. Está totalmente desencantado . Por ellos me dice, no lo deja. Viudo desde hace varios años está totalmente desencantado de lo que es ahora y en lo que cambió este paso fronterizo.
Le agradecí las viandas, las bebidas y subí a mi pequeña habitación. Dormí como un bendito más de diez horas seguidas deseando estar ya en el banco. Sin dinero no hay gasolina y sin gasolina la Cirila no anda.

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